Por la ventana se ve la ciudad y aqui al lado mientras tecleo las voces de dos hombres que intercambian instrucciones en hungaro, bulgaro o vaya saber que lengua desconocida para mi. Solo sus voces, ya que no puedo verlos, solo fragmentos de sus manos tierrosas, solo trozos de la discusion que no puedo comprender. Blancos, son blancos. Trabajan en la reparacion del ultimo piso de este edificio en Washington Heights donde vine a parar. Todo el dia he intentado avanzar con mis articulos atrasados a pesar de sus ruidos molestos, martillazos y demas. Todos son de la misma nacionalidad o hablan al menos la misma lengua. Se oye una voz de mujer. Alguien barre en la ventana inmediatamente al lado mio, pero siempre que lo miro no alcanzo a verlo de frente. Encera de alquitran o algo asi, detras de el los rascacielos, nueva york.
Hasta aqui arriba, me digo, no llega ningun problema, ninguna interrupcion. Pero estan ellos y sus voces. Me encantaria descifrarlas. Por debajo de sus voces de pronto me parece oir aullidos, casi no humanos, imagino son los estallidos de ninos jugando 15 pisos mas abajo.
1 comentario:
He ahí la mirada, cuando extrañamente se escurre a ambos lados del cristal.
He ahí una hoja, cuando se deja escribir lo que ha escrito.
Un abrazo Alina, es agrado leerte.
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