El amor agota, pone los nervios de punta, genera ansiedad, expectativas, palabras, placeres, malosentendidos, nervios, risas, y a veces duele. pero, como me consuela mi amigo Juan mirando el Hudson, "no es cáncer". Por suerte, y hasta el cáncer a veces se puede extirpar. En este caso no quisiera borrar nada, sólo suelto el hilito delgado que me une a él para ser otra vez yo, liberada, sin sentir que un pedazo de mí se quedó en otra parte.
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