En la puerta del Burguer King un hombre joven se enfrenta a gritos a otro -gordo y poco más viejo-, vestido de guardia. El argumento tal vez se repita frente a otros lugares de comida que a la vez repiten sus nombres en el mundo:
El joven recoge alimentos de la basura a escasos pasos de la puerta. Logra reconstruir una cajita feliz con restos de papas y hamburguesas, se instala en el acceso del local a pedir dinero o comida. El guardia lo expulsa. No se sabe si luego lo golpea en la cara dejando la marca que vemos al inicio de la representación, ni si efectivamente patea lejos las cuatro papas fritas y desechos de sándwich, como lo acusa el otro.
Los curiosos se agolpan sin decidirse a dar una moneda. No han dejado sombrero para las colaboraciones. La disputa se extiende arrastrando más y más violencia. ¡Eres un mierda, vales menos que yo!, ¿así defiendes tu puto puesto de trabajo?, grita el más joven. Yo no te golpeé, replica el otro. Ah ¿y esto que tengo en el ojo? ¿y las papas que salieron volando?, ¿las pateé yo? Aún pueden verse la caja y las papas derramadas por el piso. El civil, bastante esmirriado, pero instruido, escupe al guardia en la cara. Vista como punk, botas militares, cabello rapado, pulseras con puntas metálicas. El público se imagina él mismo escupiendo en la cara de los uniformados que alguna vez lo humillaron. Nadie aplaude. A veces el chico se dirige a los asistentes. Uno de ellos, no se sabe si actor, dice he visto todo, seré el testigo, teneis que llamar a la policía. Otros uniformados llegan. El guardia resulta ser argentino. Acusa a su oponente de haberle arrojado papas y hamburguesas. Aquél grita hasta la exasperación. Los policías le dicen que está un poco nervioso. ¿Y cómo quieren que esté?, reclama. Al público le es negado el final. Los curiosos se dispersan en La Rambla en busca de emociones fuertes.
(Barcelona, 2003, despidiendo fragmentos que me han acompañado tanto tiempo)
2 comentarios:
Excelente.
De verdad que me transportaste a la escena.
Publicar un comentario