29 jul 2007

bloody moon

un baño de luna en la azotea, la energía necesaria para despabilar o confundirme una vez más. el búlgaro que supuestamente estaba interesado en mí se esfuma sin decir ni chao dejándome con su amigo pintor, que comienza a atraerme bajo el efecto lunar. Me dan ganas de acariciarle la cabeza rapada, pero mis manos quedan quietas. Qué raro tu amigo -le digo a este otro búlgaro-, pensé que yo le gustaba y se va así. Tú le gustas mucho, responde él, pero estaba muy borracho, se sintió mal y se fue, dijo que lo disculparas. Ah, estoy aprendiendo muchas cosas sobre los hombres de aquel país de los Balcanes. Cuando subimos nuevamente la escalera que conduce a la azotea lo veo venir en señal de ayuda, pero es su vaso de alcohol el que se agacha a recoger. El resto de la noche nos dedicamos a observar los cambios en la bruma y cómo velan a la esfera que nos obliga a indicarla rozándonos levemente. Lo que más me gusta es sentir el contacto de la piel desnuda de su cabeza en mi cara. La despedida se posterga -tal como ocurría a su amigo, ahora indispuesto, en las dos citas previas en que no pasó nada-. Ofrece intercambio de teléfonos. No sé por qué le digo que mejor lo dejemos como una sorpresa del futuro, que tal vez nos encontraremos a través del otro búlgaro y que si no veo más a su amigo, le pida mi número. No es gracioso, dice, antes de darme un beso largo en la mejilla y marcharse justo cuando la luna gris, violeta, violenta, rosa, rojiza, sangrante, desaparece tragada por la noche lo mismo que el pretendiente al que se le humedecían los ojos cuando hablaba -a la cuarta chela- de su hobby bastante serio, el dibujo, al que roba las horas de oficinista bancario. Búlgaros, ufff. Y ahora bancarme la luna llena.

17 jul 2007

un poco de soledad

deseos de extraviarme, huir a una playa solitaria, a una isla desierta, estar en un lugar nunca antes visto; por mientras disfruto en momento a solas con chet baker, el gato, las teclas y el ventilador.

14 jul 2007

sueños

Distintas personas me besan las dos mejillas, creo que es el chico que duerme a mi lado y siempre despierta primero, el que lo provoca.
El sueño de la tarde, un viaje en el que veo conejitos como Alicia, es inducido por la música de Phillip Glass y los poemas de Leonard Cohen. Me quedo dormida mientras la puesta en escena; cada vez que despierto pienso en los puentes que conectan el mundo exterior e interior.

5 jul 2007

abrazar árboles

Recordé la historia que una mujer que veía a su árbol del parque como a un hombre alto y guapo. Cada vez que pasaba cerca iba a saludarlo hola mi amor y lo abrazaba largo. He comenzado a abrazarlos, la tensión se va, uno se libera y respira aire puro en lo que dura el acoplamiento vegetal.