5 ago 2008

quién descifra a quién

Tlatelolco
Me paso de estación distraída por escribir mientras observo al hombre estatua pintado de plata que me mira desde su asiento. Uñas, zapatillas, bolso, todo del mismo plateado. Sólo los ojos sin sus gafas enseñan el verdadero color de su piel. Cuando ríe se le forman arruguitas plateadas alrededor de los ojos, el pelo también es color plata. Yo lo veo acariciar una piedrita azul antes de bajar abruptamente del tren

La raza
El hombre estatua me sigue. Dice que en cuanto subió al tren se dio cuenta que yo había dejado de leer y me había puesto a escribir. Me vio mirar los nombres de las estaciones y lo que sucedía alrededor. Trató de ayudarme viendo su espejo, su reloj. Le llamó la atención porque la gente no suele escribir en el metro de la ciudad. Román, creo que le escuché decir que se llamaba. La gente parecía asombrarse de ver a una estatua conversando conmigo. Al darle la mano comprobé que su pintura no tiñe al contacto con la piel. Los dientes eran muy blancos. Un día se inventó su personaje como una necesidad de crear y de paso le permitió vivir. Actúa fines de semana fuera del Museo de Antropología. Antes estudió pantomima y actuación. Antes mucho antes de ser hombre estatua y preguntarme intrigado si escribí una descripción realista sobre su persona.

2 comentarios:

Marcelo Munch dijo...

¿sus manos eran cálidas?

nicolececilia dijo...

yo también tengo un amigo estatua. lo conocí en un avión, pero entonces iba de civil, y se movía. hsata me enseñó su credencial de un sindicato de performeros de la calle que lo define como " estatua viviente ". su novia es doctora, la conoció estando enfermo. (esto me lo contó tu amigo nick, porque la estatua se quería meter en mis pantalones y nunca me habló mucho de su novia).