2 jun 2006

secundarios

por estos días he debido reprimir la tentación de pasear mi anatomía ajustada en un uniforme escolar -y eso que nunca gusté de tal indumentaria- para correr junto a los estudiantes, ocupar la Alameda, enarbolar pancartas, compartir un pan partido en seis pedazos, corear consignas, exigir un cambio radical y por la noche dormir todos juntos en el suelo de las escuelas tomadas.

2 comentarios:

Antonio Mundaca dijo...

a veces es necesario salir a las calles con una anónima naturalidad violenta, formas parte del ganado, volver a ser niño y comprender las sutilezas de la ciudad en tiempos de eva..supongo

Anónimo dijo...

he sentido vivamente la esperanza, digo la verdadera, no esa pre fabricada para seguir sobreviviendo,me he inspirado como nunca para empezar a hacer dibujos sobre el tema.solo puedo gritar ¡¡aguante pinguinos!!
un abrazo.