18 feb 2009

leer

Estos laberintos de libros que nunca leeré porque se me va la vista por la ventana - contando los pisos del edificio del frente, tratando de adivinar qué pasará detrás de sus cristales-, porque me levanto tarde y pierdo, sí, siempre pierdo el tiempo, pierdo la tarjeta del metro card por quedarme dormida en el tren E de noche, y despierto en el vagón que una decena de homeless habían elegido su dormitorio (debería decir habíamos), se me pierde la bolsa con las compras en el super, una muñequita de sirena en mi cuarto, y hasta la costumbre de anotar mis vivencia reales o imaginarias en este sitio, y en vez de leer en la biblioteca se me caen las lágrimas porque sí, simplemente porque no siento energía para inaugurar este día de ninguna otra forma. Y así dejo un reguerito en el piso para encontrar la salida o que alguien me encuentre si me termino perdiendo.

1 comentario:

Marcelo Munch dijo...

...y seguimos leyendo.
Los cristales miran por ambos lados,
entonces brotan nuevos segundos.