La autora figura de buzo negro, el computador portátil colgando de un hombro. El poeta, editor también de la revista cultural alternativa, acaba de pelearse a muerte con ella por haber vendido la entrevista con la cantante mexicana a otro medio. El editor insiste en la palabra exclusividad. “El caso es que yo no creo en ese concepto”, rebate la reportera free lance, apagando la pantalla en que aparecía el texto en cuestión, recogiendo sus cosas, yéndose con rabia suficiente como para lograr publicar la entrevista en otro sitio.
Ahora espera, en HyM, que la mujer de un país oriental y remoto, se decida a comprarle un poco de crédito en su gift card, la tarjetita en que suma cada prenda robada y devuelta.
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