Mis consuelos son bien tontos, pero me encanta que Enrique Lihn haya escrito un poema que le hace honor a mi habitación.
"Se nos buscaba ya en el interior de la casa,
en las inmediaciones del molino:
la pieza oscura como el claro de un bosque".
por ahora me despido, los ruidos de la ciudad se aminoran -pero nunca desaparecen-, en poco rato me internaré entre los árboles.
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