15 dic 2005

ciudades


"Pasado, presente, futuro, ¿en cuál tiempo estás?, porque se te confunden al hablar, ¿en cuál estoy yo?", pregunta coquetón el chico de gafas, todo un intelectual en lo que a urbes se refiere. "Por ahora en el presente, supongo". Al salir de la cocina un poema pegado al refri parece confirmar la respuesta: "La ciudad irá siempre en ti, volverás a las mismas calles", murmuro de acuerdo con Kavafis, pero que no me venga con cosas irremediables ni con que he destruido parte de mi vida que esto no es un karma. Adivino al dueño de casa mirándome leer, pero no volteo y regreso a la fiesta que reúne a estudiantes de una maestría sobre arquitectura y ciudad. Por la ventana, Bogotá transcurre lenta.

"Sí, es verdad, pasado, presente, futuro se me confunden, acabo de estar en tres ciudades, estoy perdida en los tiempos verbales", recuerdo haber dicho al joven profesor de literatura. Omití preguntar "y tú, ¿qué secretos escondes en esa caja?", sólo lo escribí en el espejo del baño cuando ya todos estaban demasiado borrachos para leerlo. "No eres de ninguna parte", sentenció él.

El agua para el té se demora más en hervir. Es lo que noto justo cuando llega a la cocina trastabillando. Esta ciudad es tranquila, le dije antes en la ventana de su cuarto, pero no me gusta ver tanto militar en la calle. La tranquilidad de la guerra, acotaría el anfitrión dando la última jalada al cigarro gigante de yerba barata sin confesar qué guardaba en el misterioso cofre ni quién era la chica que furiosa nos observaba desde un portarretratos. Todos escondemos algún secreto, dije, repitiendo la frase cual palabras mágicas que hicieran calzar una escena con otra en un orden perfecto.


2 comentarios:

nicolececilia dijo...

cigarros gigantes de yerba barata... la demás la exportan.

Anónimo dijo...

buena foto de la septima