16 ene 2006

dirty minds

En el cuarto que imitaba una sala de tortura encontré nuevamente a mi amigo, ahora vestido. Conversaba con una chica y su novio, asiduos a estos eventos. “We are dirty minds”, dijo ella a modo de explicación. T preguntó si se querían. Claro, nos amamos, es sólo que tenemos fantasías con otros y las saciamos aquí.

Seguí paseándome con mi vaso de agua. Entre los culos, tetas y falos distinguí a una pareja formada por una mujer y un hombre negros que sin mucha energía comenzaban a follar en un sillón. El tipo despertó mi curiosidad. Más tarde lo vi penetrar por atrás y en forma vigorosa a una chica oriental, a la que arrancó aullidos que consiguieron entibiarme. Los seguí desde una banca. La chica bastante mareada comenzó a buscar sus pertenencias. El acompañante proseguía arrancando nuevos gritos a una rubia con las tetas operadas, a la que daba vigorosas palmadas en el culo mientras se la metía. Al parecer el sexo anal era su preferido.

T se presentó de improviso. Le comenté que parecía como si todos quisieran ligarse a cualquiera antes que a sus verdaderas parejas. Nadie me atrae, dije, sólo aquel tipo de enfrente. Mi amigo fue a decírselo mientras él se secaba el sudor con una toalla preparándose para un nuevo round. Me encaró y preguntó si quería tocarlo. De pronto me vi a mí misma acariciándole un miembro oscuro e inmenso a la vista de T. Mi problema, le dije al semental, es que no quiero estar con todos ni menos que tu esposa me meta mano. Podríamos ir a un rincón, sugerí. Yo te buscaré, prometió y regresó a sus ocupaciones.

Cada vez que se oyeron gritos femeninos seguí el rastro entre los laberintos. Invariablemente lo vi penetrar a una rubia o morena en cuatro patas, provocando mi envidia. Los cuerpos femeninos y masculinos se enlazaban como en una cadena mientras alrededor los curiosos de pie y con sus tragos comentábamos las proezas de los actores reales y sin ningún pago más que el placer. Sin duda el rey de la noche era él. Las chicas hacían cola en la cama esperando que se las tirara.

Mirando uno podía aprender nuevas técnicas. Un tipo mayor acompañado de una mujer más joven, ambos vestidos, se acercó y me tocó el culo, respetuosamente. Riendo le dije que no era mi tipo. Confesó ni él ni su chica habían follado, que no conseguían soltarse, especialmente ella. Olvidando la vergüenza T se bajó los pantalones y me dio la espalda para integrarse al grupo. Pidió un preservativo que corrí a buscar. Cuando terminó con esa chica le ayudé a elegir entre el mar de culos. Casi se equivoca con un trasero masculino. Lo vi intentar penetrar a una tipa que le dijo no, es la tercera vez que te lo repito. Una voz preguntó qué tal la fiesta. Era el chico de la puerta, esta vez sin peluca. Bien, dije, sólo estoy mirando, y ¿tú? Yo también, nunca he participado en dos años aquí. Por él supe que los trabajadores tenían la libertad de elegir si se incorporaban o no. Pero a mí no me gustan las mujeres tan fáciles, explicó. Nos sentamos un momento en un sillón de cuero. El sonido de fondo era un jadeo colectivo. ¿Sabes?, dijo, si tuviera que besar a alguien de toda la fiesta te elegiría a ti. ¿Por qué? Tus ojos, dijo, clavándome otra vez los suyos, intensamente grises. Estuve a punto de besarlo, pero la escena era demasiado romántica.

2 comentarios:

nicolececilia dijo...

qué bueno que te leo, por lo menos. me haces falta nena, no sabes cómo. salgo poco, y cuando salgo me aburro porque no tengo cómplice.

me llamaron la atención dos detalles de esta narración que ya conocía paricialmente en su versión oral:
cuando dices "oriental" y "de color" me suena en la cabeza un eco de esos prejuicios y racismos 100% occidentales que nos enseñaron las metrópolis europeas a las colonias -- acaso oriente no es sólo oriente para occidente? no tenemos todos algún tipo de color, aunque en algunos casos el color sea blanco?

Rodrigo Hidalgo dijo...

la reflexión en torno al lenguaje, notable. pero sí me permito señalar que en la narración no molesta, parece hecho a propósito, como emulando -ya que el tema es tan propicio- las traducciones de Bukowsky al español de Anagrama: "el tío se empalmó y follaron que jode". esas huevadas.