30 sept 2006
un pedazo de noche
Hoy anduve en un homenaje a Rulfo, habló la mexicana Carmen Boullosa. Dijo que Pedro Páramo podría ser leída como una novela reaccionaria o misógina, podría ser leída además de otras maneras y eso la convertía en un gran libro, sobre todo por su estructura. Que Rulfo había sido un funcionario del PRI, a sueldo, que no dijo nada para Tlatelolco 1968. Que a pesar de eso es un gran escritor. Luego vino la perorata de los asistentes, y yo que no estoy para oír peroratas hice un gesto con la mano y me fui caminando con el libro de un poeta malo en el bolso, no pude devólverselo cuando me lo regaló -afortunadamente sin autógrafo- ni quise ser pesada y explicarle por qué no iré a las tertulias. Uno, porque no me interesa leer en público. Dos, porque la única forma en que me parecería coherente leer sería en un murmullo y en ausencia de la autora, o sea de mí. Tres, porque no tengo paciencia para oír a una tropa de gente ansiosa por leer sus poemas, sobre todo si son malos.
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1 comentario:
ves porque no me gusta la poesía, no soporto tanta estupida trascendencia. Mejor pongo hip hop en casa.
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