Esta es una historia de misterio y como tal, al cruzar en taxi el centro de la capital debo pasar por el desagradable trance de ver desde lejos el vehículo de Bush y su larga comitiva. Asco por el Capitolio, la Casa Blanca, el Pentágono y ese símbolo fálico gigantesco.
Una vez en West Virginia nos recibe el policía. Yo subo atrás, en el lugar de los arrestados. J va adelante -con el dinero del viático alcanzó para venir los dos en bus-. Dormimos en la sala del hombre uniformado. De las paredes cuelgan posters con la imagen de superman. Ambos guardan un parecido.
La misión especial esta vez consiste en rastrear pistas en la biblioteca. Entrever por qué los manuscritos permanecieron tanto tiempo ocultos en casa de la heredera. La sospecha de que tal vez, como en la poesía ensortijada de la autora, los documentos enmascaran contradicciones y secretos.
1 comentario:
Cuando vendi el alma al diablo y me hice ciudadano estadounidense, me devolvia por la autopista solo y como sin nada. En los carriles contrarios deje de existir el trafico y era que venia Bush, iba para el downtown de Miami para decir Viva Cuba Libre. A mi me encanta ese cocktail.
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